martes, 26 de mayo de 2020

¡¡¡REGRESAMOS!!!



Después de una gran tormenta, las nubes se abren, resplandece el sol y queremos creer que el cielo es más limpio, que el olor es más intenso y que el canto de los primeros pajarillos es, si cabe, más dulce. Atrás quedaron los estertores de la tormenta, el batir de los truenos y el restallar de los relámpagos. Los pequeños charcos son plácidos testigos de los fuertes aguaceros que deshicieron casas, arrebataron vidas y lo arrasaron todo. Sin embargo, la brisa fresca que asciende de la tierra aún caliente, nos calma, nos arrulla y limpia de nuestra mente el horror vivido a golpe de rayo.

No seríamos muy prudentes si pensásemos que el verano no traerá más tormentas, no seríamos muy sensatos pensando que nuestra irreverente juventud nos puede salvar de la fuerza del rayo pero, tampoco lo seríamos lamentándonos sobre el reflejo del agua estancada o buscando entre el lodo los recuerdos de las vidas que no volverán.

Hemos de levantar de nuevo nuestras casas, con los ladrillos aprendidos y desterrar el barro la arrogancia. Sólo hombro con hombro se volverán a levantar las paredes, sólo al resguardo de las otras casas, será más fuerte nuestra aldea, sólo si somos conocedores de nuestras debilidades, podrán hacerse más fuertes nuestras preguntas.

A todos aquellos que se los llevó esta crecida por delante, a todos aquellos que lucharon con su voluntad y sus ganas, aunque se creyeran solos, a todos aquellos que resisten todavía, colgados de una rama sin que nadie se acuerde de ellos, para que su ejemplo, su sufrimiento y sus vidas no caigan en el saco roto de la complacencia, del olvido, del miedo, que la vida de todos no valga menos que tomarse un par de cañas en una terraza. 

Pero vivir con miedo, es la mejor forma para ser el tributo de la próxima tormenta, vivir en la ignorancia es ir sembrado tormentas, saber que llegará que nos golpeará de nuevo, es lo que hace que seamos más fuertes, que nos preparemos mejor y que aprendamos a disfrutar de cada momento, entre la una y la otra tormenta de nuestras vidas.

Ánimo a todos y a seguir luchando.
Enrique García